SAN JOSÉ DEL OLIVAR. OXIGENO POR PLOMO, ARBOLES POR GASOLINERAS.



Es curioso, en México desde que se subió el precio de la gasolina, amamos la gasolina al grado casi casi, de elevarlo al rango del "derecho humano a la gasolina". Sin embargo, nadie de los que leen este escrito, desea tener como vecino a una gasolinera. Más aún, aunque la gasolina subiera el precio y sus consumidores se molestaran e hicieran protesta y media, lo lamentable sería que la seguirían consumiendo, hasta el último de sus litros, importándole un bledo, si esta genera daños al medio ambiente, si el dinero que pagáramos por ella, se fuera a las arcas nacionales o bien, al bolsillo de algún próspero empresario. Nuestro enojo de que aumenten la gasolina es tal, que no nos importa, nuestra responsabilidad ambiental, ni conocer tampoco, los verdaderos dueños de este próspero y contaminante negocio.

La gasolina, pocos lo saben, es un líquido inflamable que puede encenderse fácilmente por el calor, chispas o las descargas electrostáticas, si es que su almacenamiento en recipientes no cumpliera con los riesgos mínimos de seguridad, este puede explotar por las altas temperaturas y el calor. Esto sin tomar en cuenta que si se ingiere o inhala, se afecta  el sistema nervioso central y puede causar irritación a ojos y tracto respiratorio.



Poco o nada importa, si la gasolina sea un veneno, pues el beberla o solo respirarla, puede ocasionarnos una gama de problemas en los órganos vitales; ya sea dificultades para respirar, dolor de garganta, ardor en el esófago, dolor abdominal, pérdida de la visión, vómitos (con sangre), heces sanguinolentas, mareos, dolor de cabeza intenso, cansancio extremo, convulsiones, debilidad corporal, pérdida del conocimiento. Si la gasolina entra en contacto con la piel, este pueden generarnos irritaciones o quemaduras rojas. Beberla puede generar daños permanentes en el organismo, sino es que la muerte.

No quisiera tampoco pensar si una gasolinera explotara lo que pudiera ocurrir. 

Pero vaya, no importa lo dañino que pueda ser la gasolina. La nueva era neoindustrial nacida de las políticas globales y neoliberales, requerirá cada vez más gasolina, ante el surgimiento de la nueva clase media emergente, de la movilidad de millones de automóviles que circulan diariamente y de la inmigración extranjera que se espera en la Ciudad de México. Y es que, aunque pudiera ser increíble lo que ahora diga, la reforma energética aprobada en el 2014, más aparte la "liberación" del precio de la gasolina en 2017, son factores que amenaza que la Ciudad y el país entero de que en los próximos meses, se inunde de gasolineras. 


La gasolina, lo dije en anteriores blogs, "bajará de precio"; nadie lo creyó; porque la sociedad mexicana, criticona más que critica, se encontraba indignada de que el "gobierno aumentará el precio"; pocos sabían, que el negocio del almacenamiento, distribución y comercialización de la gasolina en México, es el motor que inicia una nueva etapa de prósperos negocios. Ganancias millonarias, donde serán unos pocos, supongo que los ricos anónimos de siempre, los que vivirán lujosa y cómodamente, no de la privatización de los hidrocarburos energéticos como muchos suponen; quizas eso sea lo que menos importa, sino de la privatización también de los pocos espacios y áreas verdes que tiene la Ciudad; seguramente también de los inmuebles que el gobierno obtendrá también, a base de distintas vías, muchas de ellas mucho más baratas y menos onerosas, que la expropiación. a

En el caso de la Ciudad de México, no quisiera pensar que ya exista una "bolsa inmobiliaria", donde se planean construir las próximas gasolineras. Inmuebles que pueden ser camellones de áreas verdes o debajo de los puentes o distribuidores viales. El proceso privatizador implica también, que los "dueños" de la Ciudad, se dediquen también a vender banquetas, viveros, terrenos baldíos. El hambre de la clase política por hacer nuevos negocios,  no tiene llenadera. La reelección de los cargos de elección popular, ahora hasta por cuatro periodos, promete una nueva clase política que se perpetúe en el poder, no por su legitimidad en el voto popular, sino por los negocios dados y comprometidos. La cartera esta lista para sobornar a quien se tenga que sobornar y conceder dádivas a través de los programas sociales a quienes se opongan a los proyectos de inversión que promete la nueva ciudad cosmopolita, desde "becas a madres solteras", "pensiones para adultos mayores", "créditos a viviendas", o hasta "salarios rosas", el pueblo recibirá y venderá sus espacios públicos, para que "ellos", hagan sus negocios y se sigan enriqueciendo sus nietos, para que estos algún día, convertidos en auténticos "mirreyes", ocupen la Presidencia del país, o de alguna empresa en telecomunicaciones o de hidrocarburos.

La "experiencia" de comprar gasolina, cambiará; ya no será la forma tradicional de pagarla; la era de la robotizacion y digitalización, hará que el servicio sea "competitivo" y "accesible". Comprar gasolina, implicará ahora, "premios de lealtad" al cliente, boletos de cine, acumulación de puntos y otras promociones más que la mercadotecnia inventara. Lo cierto es que los mismos ricos de siempre, aquellos que hicieron su fortuna no del talento y de la competencia, sino de la corrupción del régimen, adquirirán las franquicias de Gulf, Oxxo, PetroSeven, Hidrosina, LaGas, Texaco y de otras empresas diferentes a PEMEX. ¡Negocios son negocios!. En una de esas, muchos colonos perderán sus parques, sus áreas verdes, sus árboles, dejaran de respirar oxígeno, para inhalar Plomo, Manganeso, Mercurio. ¡Veneno puro!. Perderán su espacio verde, por una televisión plasma o una pensión miserable menor a 2 mil pesos mensuales. 

La gasolinera que se pretende construir enfrente de la Colonia San José del Olivar, en la Delegación Álvaro Obregón, Ciudad de México, es uno de esos negocios secretos, que la Ciudad de México ya permitió. Así, sin que ninguna autoridad informara algún permiso de impacto ambiental, impactó urbano, licencia de construcción o permiso, el caso es que ya se talaron catorce árboles de un camellón, al que los vecinos sienten propio. Ninguna autoridad pues, de las muchas dependencias burocráticas que existen en el gobierno local y federal, han dado la cara, ningún documento se ha hecho público y la misteriosa empresa, sigue escondida, al igual que sus misteriosos socios. 

Mientras tanto, el Juez Sexto de Distrito en Materia Administrativa en la Ciudad de México, conoce del amparo colectivo 497/2017 promovido por más de cien familias de esa colonia. El Juez autónomo en sus decisiones,  espera el mismo no sea amedrentado por ningún poder fáctico, pues ya concedió la suspensión para no deforestar esa área verde, se espera que los informes justificados que rinda más de ocho autoridades, salga a relucir la verdad oculta de un gobierno, más dedicado en hacer negocios privados que en administrar la Ciudad. 


La lucha de los vecinos de la Colonia San José del Olivar de la Delegación Álvaro Obregón, debe ser observada como un indicador, de lo que puede ocurrirles a esos misteriosos comerciantes de la corrupción, cuando una sociedad espontánea de vecinos, se organiza y lucha, para oponerse a la privatización de sus áreas verdes.

Concluyo diciendo: Esto apenas comienza y esta historia continuara, tanto en Álvaro Obregón como en otras demarcaciones de la Ciudad o del país, donde esto seguramente volverá a repetirse. ¡Oxigeno por Plomo y Árboles por gasolineras!. Creemos firmemente, que en San José del Olivar, la lucha por la resistencia a esos negocios secretos, topará en serio con pared. ¡Así lo veremos!.


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