¡ MEXICO RATÓN¡ ... ¡QUE AMÉRICA LOS SALVE¡.



Nunca voy a olvidar, la tarde de que aquel encuentro mundialista, celebrado en la Ciudad de Monterrey, en plena efervescencia del mundial de México 86, luego de 120 minutos de juego entre las selecciones de fútbol del “Equipo Tricolor” y Alemania; vi con tristeza de como el portero del Cruz Azul, Pablo Larios Iwazaqui era abatido por Allofs, Brehme, Matheus y Littbarski: mientras que del lado mexicano, fallaban los penaltis, Fernándo Quirarte y Raúl Servín. Nadie puede describir la tristeza, la frustración, el enojo, de cómo el portero mexicano se tiraba del lado contrario a donde entraba el balón en la portería, mientas que el guardameta de la selección alemana, Herald Schumacher, detenía los penales, hasta con los pies.

¡Indignante¡. Pero México perdía el mundial en su propia casa en aquella tarde de junio de 1986. Entonces era un niño de sexto de primaria, sabía a esa edad, que el deporte popular de los mexicanos, era el fútbol.

¿Cómo no olvidar aquellos años futboleros de los ochentas?. Nunca olvidare aquel superpoderoso tricampeón América, con Héctor Miguel Zelada, Alfredo Tena, Cristobal Ortega, Eduardo Bacas y el ruso Braidovsky, entre otros brillantes jugadores que comandaba el chileno Carlos Reynoso; ni que decir, los dos astros que llegaron al final de la década: Luis Roberto Alves Zague y Carlos Hermosillo; o bien, que decir de Gonzálo Farfán o de Los Cobos o, también los llamados negros brasileños de apellidos “Santos”: Carlos Antonio y Cecilio.  ¡Que jugadarazos¡.

Bonito era pensar que mi fútbol mexicano, era el mejor fútbol mundial. Nadie mejor que nuestros jugadores, para que estos algún día, fueran campeones del mundo. Con su superportero Adolfo Ríos y las otras promesas futboleras de los Pumas de la UNAM, Claudio Suárez, Ramírez Perales, Israel Castillo, Luis García y otros más; ni que decir, los jugadores de las Chivas, Benjamín Galindo, Chepo de la Torre, Javier Aguirre o Fernando Quirarte; que días, … que goles. … ¡Que esperanzas¡.

Por eso, cuando Pablo Larios no logro atajar ningún penalti, de los que tiraban esos alemanes, mi corazón no hizo más que reprimir desde lo más profundo de mi pecho, una mentada de madre a mis nacionales.  ¡Pinche México¡. … ¡pinche Pablo Larios pendejo¡.

Esperanzado de que algún día México volviera repetir la hazaña mundialista de superar los cuartos de final, suspiraba con el día de que México llegara a una semifinal y disputar con ello la tan anhelada final para ser campeón; fue por eso que espere ansiosamente cada día de mi vida, el mundial de Italia 90; pero cuál fue mi sorpresa, que un escándalo de corrupción, el de los "cachirules", hizo que la FIFA expulsara a México de los torneos mundialistas. Fuera México del mundial, ¡Fuera¡, ¡Fuera¡. … ¡Con todo y Hugo Sánchez¡…¡Fuera¡, ¡Fuera¡, ¡Fuera¡.




Televisa, la poderosa empresa de medios de comunicación, adueñada de la Federación Mexicana de Fútbol  minimizo la noticia, que con tanta indignación, divulgaban Toño Moreno, Carlos Albert y José Ramón Fernández los comentaristas de deportes de esa pobre televisora propiedad del gobierno, llamada Imevisión.

Entonces en esos años, era estudiante de la Secundaria 4 y mis compañeros, “los pubertos ochenteros”, no le daban la mínima importancia al evento, si acaso el “Puma”, lo único que me decía, es que las producciones de Televisa eran mucho "más chingonas" que las de Imevisión; además de que era preferible escuchar, a los narradores Gerardo de la Peña o Enrique Bermúdez de la Serna, que a los aburridos José Ramón Fernández, Carlos Albert y Raúl Orvañanos.

El caso es que por culpa de Imevisión y José Ramón Fernández, México no iba al mundial.  …¡Snif¡.¡Snif¡. - ¡Eso dijo Televisa¡.



Nadie podía entender este gran dolor, de que el mundial de Italia 90 no competiría México; no habría entonces parámetro para medir el nivel futbolístico de la selección verde fuera de casa.  

Lo triste de ese 1990, es que Hugo Sánchez, el delantero estrella del equipo de futbol español, el Real Madrid, se convertía en el pentapichichi, logrando un récord histórico de anotar 38 goles en 38 partidos de fútbol  ¡Nada comparable, con los goleadores mexicanos de la liga nacional, Sergio Lira, Ricardo Peláez, Carlos Hermosillo y hasta el "portero-delantero" estrella de los Pumas, caracterizado con su uniforme fluorescente Jorge Campos.

La triste interrogante, de aquellos ayeres, era pensar que México fuera expulsado de la FIFA, sin haber sido derrotado en la cancha de fútbol.

Por eso las eliminatorias de 1993, fueron para mí una experiencia inolvidable. Ver esa selección, comandada primero por el argentino Cesar Luis Menotti, quien tuvo la puntada de prometer de hacer de México, nada menos que  “campeón del mundo”;  hasta por el otro director técnico, el ilustre doctor Miguel Mejía Barón, el brillante entrenador de los Pumas de la UNAM. 

¡Qué tiempos¡. En plena efervescencia salinista, la promesa futbolera mexicana, nos apasionaba a todos. Quien no recuerda a Jorge Campos, Claudio Suárez, Ramírez Perales, Joaquín del Olmo, García Aspe, el “Piojo” Herrera, Carlos Hermosillo, Luis García, Zague, los veteranos de Hugo Sánchez y el “Abuelo” Cruz; ni que decir, de Benjamín Galindo o Ignacio Ambriz; eran otros tiempos, ¡Nos vamos al Mundial…Nos vamos al mundial¡. Gritaban los jugadores, luego de derrotar a los hondureños en Tegucijalpa, al mismo tiempo que la afición se arremolinaba en el Ángel de la independencia.




En ese entonces, el gobierno de la Ciudad de México, presidido por Manuel Camacho Solis, aprovecho los cines aún propiedad del Estado, para que la afición mexicana pudiera ver los partidos de fútbol de aquella inolvidable eliminatoria, desde el cine de su preferencia. La gente pues, abandonaba su trabajo o la escuela, la ciudad se paralizaba y acudía al cine, con las localidades gratuitas y ver una megapantalla, para sólo abuchear no el juego, sino la transmisión del partido, pidiendo a gritos, que la cambiaran al canal dos, para escuchar la narración de Enrique Bermúdez.

¡Indignante¡, pero así fue. ¡Yo lo vivi¡. ¡Yo estuve ahí¡. Entonces comprendí que la afición futbolera le gusta Televisa; y por eso, le van al América.

La participación de la selección mexicana en la Copa América, fue un parteaguas en la historia del balónpie mexicano. Nunca en mi vida de aficionado de fútbol  he vuelto a ver a otra selección nacional, con las expectativas que generó esa escuadra.  ¡La mejor de todas¡.
¡Eran otros tiempos¡. …

Y con toda esa promesa futbolera, la participación de la poderosa selección mexicana, llegó a un ridículo octavos de final, quedando el superportero acapulqueño, “el Brody”, Jorge Campos, abatido por los futbolistas búlgaros. ¡Con todo y su uniforme fluorescente.

Lo triste de aquella vez, es que los bulgaros una noche antes, se habían ido de farra, porque no tenían la mínima esperanza, de derrotar a la temible selección mexicana, llamada por la prensa extranjera, como "¡La Furia Azteca¡".

Entonces, ocho años después, ya siendo estudiante “ceceachero” en espera de mi pase automático a la carrera de abogacía, luego de ver a mi selección mexicana abatida en penaltis, me dije nuevamente desde mis adentros: ¡Pinche México¡. …¡Pinche jugadores pendejos¡. ¡Pinche Jorge Campos¡. ... ¡A esperar otros cuatro años¡.

¡Indignante¡…. ¡Para enojarse¡.

¡Pinche México¡.

Por eso cuando veo a jugar a la selección mexicana de fútbol  ahora controlada por Televisa, perdiendo con Costa Rica,…digo desde mis adentros:

¡Que México no vaya al mundial¡.

¡Cómo cada cuatro años, vamos a perder¡.

Al menos ….

Que Televisa y el América, entren al rescate…..






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