LA REVOLUCION BOLIVARIANA


 
 
El 29 de septiembre del año 2012, escribí en mi blog, “¿Bolivarianismo en México?. ¡Imposible¡.

Aquella ocasión, hice un estudio comparativo entre la historia de México y la de Venezuela, concluí diciendo, que en México, no había conocido a un caudillo victorioso y libertador, de la talla de Simón Bolivar; también dije que la vocación democrática en Venezuela era mucho más profunda, que la que se había vivido en nuestro país. Concluí diciendo, que Venezuela no había vivido la fase “revolucionaria” que tuvo México.  De ahí mi afirmación, de que Simón Bolívar era su líder libertador, mientras que Hugo Chávez, terminaría siendo su líder revolucionario.

Ahora que ha muerto el líder revolucionario y de ver en redes sociales, todos los comentarios a favor y en contra del exmandatario venezolano, conviene hacer ahora una breve reflexión, de que es eso de “Bolivarianismo” y “Socialismo del Siglo XXI”, del que tanto refirió en vida el Comandante.

Intentaré pues, hacer una breve síntesis de Bolivarianismo.
 
 

El Bolivarianismo es ante todo, una doctrina latinoamericana, que tiene como su principal, “ideólogo”, a Simón Bolívar.

Simón Bolívar es el gran líder político y estratega militar, que hizo posible la libertad de las naciones latinoamericanas:  Colombia, Ecuador y Venezuela fueron las naciones liberadas por el caudillo, que alguna vez conformaron la nación más poderosa de todo el continente Americano, la denominada “República de la Gran Colombia”. Nación bioceánica, con gran poderío militar, que había logrado abolir las castas de la sociedad virreinal y liberado del yugo imperialista español, habiéndolos vencido militarmente; esa gran nación, logró su independencia gracias a la Unidad Latinoamericana, a países como Haití, independizado desde 1804, quien a través de su presidente Alexandre Petión y a los libertadores de Chile y Perú, José de San Martin y Bernardo Hopkins, lograron construir el gran proyecto de unificar a toda Sudamérica.  

La Unificación de Sudamericana, fue el gran motor ideológico, político y militar de Simón Bolívar. Venezuela debe su existencia gracias al apoyo del Caribe y de las naciones del Suramérica. Quizás por eso, el espíritu chavista hizo posible, retribuir esa deuda moral con el Caribe, al adoptar a Cuba, como su nación hermana; a Bolivia, Ecuador, Uruguay, Brasil y Argentina, como sus grandes socios comerciales; la “revolución bolivariana”, revive el ideal de la unificación suramericana, aquella que hizo posible Giuseppe Garibaldi en Italia u Otto Von Bismark en Alemania,  pero que en Suramérica, fue traicionada por la Oligarquía sudamericana.

El gran adversario de la revolución bolivariana, fue la oligarquía sudamericana. La que logró traicionar y derrocar a Simón Bolivar, al grado de envenenarlo; y de haber provocado la fractura de la Gran Colombia y de las naciones latinoamericanas, en pequeños Estados que permanecen aún a la fecha, divididos.

Hugo Chávez Frías, doscientos años después, es la reencarnación de Simón Bolivar, su resurrección, convertida al igual que él, en un militar que lucha, ya no contra el imperio español, sino contra el nuevo imperio mundial de los Estados Unidos de América; de ahí que ser revolucionario bolivariano, implica a luchar a toda costa, contra el nuevo imperio.
 


La “revolución bolivariana” es de Suramérica, para todos los latinoamericanos; su objetivo político, es resistir y vencer al imperialismo americano que desde la independencia de las naciones hispanoamericanas, ha intervenido política y militarmente, para frenar su proceso de unificación y de desarrollo industrial.

Y esa gran proyecto revolucionario, debía de tener sus cimientos ideológicos, en tres vertientes importantes; la primera de ella lo era la democracia liberal del sufragio efectivo, a través de elecciones limpias y libres; la segunda, a través del espíritu nacionalista e indigenista que siempre ha caracterizado a las naciones latinoamericanas; la tercera finalmente, fueron los cimientos teóricos de Marxismo-Leninismo, principales críticos del sistema político capitalista.

Sin duda alguna una contradicción estos tres principios de la revolución bolivariana, incompatibles inclusive en las filas tradicionales de la izquierda; el Fidel Castro de los años sesentas, jamás hubiera imaginado que en la republica admiradora del Chavo del 8, organizadora de los certámenes “Miss Universo”, fueran los militares y los “creyentes de Cristo”, quienes a través de los procedimientos electorales inventados por la burguesía capitalista, fueran los que lograran continuar con su ideal revolucionario.

El ideal democrático de la revolución bolivariana, nace desde el verdadero libertador de Venezuela, que no fue Simón Bolivar, sino Francisco de Miranda; influenciado éste por los ideales liberales de la revolución francesa y de la independencia de los Estados Unidos, buscó ante todo fundar, una República. Un gobierno que no fuera monárquico, que fuera fiel y exacto reflejo de la democracia americana, con una constitución y procesos electorales, en el que se renuevan periódicamente los poderes.
 
 

Venezuela dividió entonces sus etapas evolutivas, en la Primera, Segunda, Tercera y Cuarta República; en cada una de esas etapas históricas, se dividió la historia de Venezuela.  La “Primera República”, la inició Francisco de Miranda quien fuera derrotado por los españoles; la “Segunda” y “Tercera República” la inició y la restauró respectivamente Simón Bolivar, pero terminó siendo traicionada por la oligarquía venezolana. Su último líder, fue el general Marco Pérez Jiménez, quien al no garantizar los intereses de los Estados Unidos, para frenar el avance del comunismo internacional, terminó por construir artificialmente, la “Cuarta República”.

La “IV República”, fue diseñada por el Imperio de los Estados Unidos, a través de dos personajes públicos de la oligarquía venezolana, Rafael Caldera y Rómulo Betancourt, quienes formaron el partido político: Acción Democrática y el COPEI, Comité de Organización Política Electoral Independiente”; la Cuarta República inició con la firma del “Pacto de Punto Fijo”, que permitió terminar con los gobiernos militares y crear de esa forma, los gobiernos civiles.

Los “gobiernos civiles”, se caracterizaron por su corrupción, su prepotencia, su derroche, la privatización de los recursos naturales de Venezuela y con ello, la adopción del sistema económico neoliberal. El “MVR” “Movimiento Quinta República”, fue el que encabezo un militar golpista Coronel Hugo Chávez, que al ser frustrada su tentativa de golpe de Estado, su movimiento republicano, terminó por convertirse en “MBR”: “Movimiento Bolivariano Revolucionario”.
 
 

Por lo tanto, la república Bolivariana es un concepto que conjuga dos ideales, el sistema político republicano democrático, con el ideal de Simón Bolivar.

La República Bolivariana, no es la Republica Socialista de Cuba ni tampoco es equiparable, con las repúblicas soviéticas o la República Popular de China; Venezuela a diferencia de esos países, es capaz de legitimar su liderazgo, mediante los procesos electorales, a las que tanto ha rehuido los hermanos Fidel y Raúl Castro en Cuba, por considerar éstos diseños políticos, inventados por la burguesía capitalista.

La República Bolivariana, legitima y refrenda su posición política, mediante las urnas, que en vía de elecciones y de referéndum, adoptan una Constitución y la creación de nuevos poderes, que modernizan el ideal clásico tripartita de los poderes legislativo, ejecutivo y judicial; al crear en dicho modelo de gobierno, los poderes ciudadano y electoral.

No existe por lo tanto, un Buro del Partido Comunista, a la usanza de la dictadura del proletariado soviética, imitada por los Cubanos y los Chinos; la república bolivariana legitima su ascenso al poder, a través de las elecciones democráticas, al estilo del régimen priísta en México.

Luego entonces, Hugo Chávez, fue el “Dictador” electo democráticamente, no llegó al poder a través de una revolución como ocurrió con Lenin en la extinta Unión Soviética, o como Mao Tse Tung en China o Fidel Castro en Cuba; Hugo Chávez, fue candidato y ganó la presidencia democráticamente.

El espíritu nacionalista e indigenista de la revolución bolivariana, es quizás otra de sus expresiones ideológicas. La América Indigenista, conquistada, sometida y explotada por los españoles durante cinco siglos y después por los americanos, ha sido uno de los principios en el que se centra ésta nueva revolución.

Eduardo Galeano es el ideólogo de esta nueva revolución, pero también detrás de él, figuran varios personajes; cada nación en Latinoamérica proporciona su propio teórico y caudillo revolucionario; México lo hace con Francisco Villa, Emiliano Zapata, Lázaro Cárdenas y José Vasconcelos; Perú con Túpac Amaru y Víctor Raúl Haya de la Torre quien creó el partido “APRA”: Alianza Popular Revolucionaria Americana; Nicaragua con Cesar Augusto Sandino y el movimiento “FSLN” Frente Sandinista de Liberación Nacional; Guatemala con Jacobo Arbenz, El Salvador con Farabundo Martí y el movimiento “FSLN”; Colombia con Jorge Eliecer Gaytán y las FARC “Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia”, Argentina con el general Juan Domingo Perón; y así sucesivamente, con la tradición caudillista y revolucionaria de América latina, sin omitir desde luego a dos iconos revolucionarios, Fidel Castro Ruz y Ernesto el “Che” Guevara.
 
 

El espíritu latinoamericano, es la esencia de la revolución bolivariana, su indigenismo vinculado con la pobreza, así como con la riqueza y explotación de sus recursos naturales;  hace de la región, el gran fracaso del proyecto económico neoliberal impuesto en los años noventa. Hugo Chávez, vocero de la revolución, se erige en el gran representante de ese espíritu latinoamericano, sometido y conquistado por el coloniaje español y americano.

Finalmente los cimientos teóricos del marxismo, son resucitados en Venezuela, luego de la catastrófica caída del “socialismo real”, de la caída del “muro de Berlín” y de la desintegración de lo que fue la Unión de la República Soviéticas Socialistas.

Hugo Chávez, adopta la forma de gobierno socialista, calificándola, de “Socialismo del Siglo XXI”, como si fuera una de sus tantas ocurrencias, equivalente a si cantará algún bolero o una canción ranchera mexicana; la revolución del socialismo del Siglo XXI, es la concepción teórica de Dieterich Steffan, que a diferencia del modelo marxista de la revolución violenta, Steffan propone un socialismo basado en el desarrollo regional, en una economía de equivalencias, que incluya una democracia participativa y protagónica, así como la conformación de organizaciones de base.
 
 

El nuevo modelo socialista, se funda en la ideal de que el valor de los bienes y servicios, el cual no debe basarse en las leyes del mercado, de la oferta y en la demanda, sino mas bien, en el “valor objetivo del trabajo”, que no es más que la equivalencia de los tiempos de producción y de la democracia participativa.

Ese socialismo del siglo XXI, reconoce la propiedad privada, y también, el mensaje evangélico cristiano, Cristo el primer líder socialista, que propaga su mensaje de amor y esperanza.

Su influencia internacional, hace posible el ALBA, Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América. Proyecto de colaboración y complementación política, social y económica, promovida entre Cuba y Venezuela, seguida de Bolivia y Ecuador; en oposición al Área de Libre Comercio de las Américas. ALCA.

La revolución bolivariana de Chávez, realmente no se parece en nada a la revolución socialista de Castro en Cuba, quizás, su único parecido radica en su espíritu antiimperialista en contra de los Estados Unidos, pero eso sí, jamás imaginaríamos a Fidel Castro mencionando a Cristo o sacando un rosario o una Biblia, mucho menos cantando o exhibiendo en su mano una Constitución de bolsillo, ni tampoco refrendando su presidencia y compitiendo contra la oposición en elecciones democráticas.  

La revolución bolivariana convertida en partido político, Partido Socialista Unido de Venezuela, me recuerda mucho al Partido Revolucionario Institucional en México, una organización partidista para ganar elecciones y legitimarse en el poder, con plena capacidad, para poder “interpretar” una revolución, que solamente ellos concibieron.

Me recuerda también a las camisas negras de Benito Mussolini e inclusive a los nazis de Adolf Hitler; no puedo evitar decir, que por sus camisas rojas, me recuerdan también a los priístas de México.

Es así como concluimos que la revolución bolivariana, se funda en esas tres premisas, sistema republicano democrático, regionalismo latinoamericano y socialismo del siglo XXI; sus ideales políticos serán puestos a prueba, cuando Venezuela tenga que enfrentar en sus próximos días, a su peor crisis económica.

Entonces quizás, la revolución bolivariana, se PRIítice, al mismo tiempo, que Hugo Chávez, se inmortalice como momia.

 

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